Duele
Una mano cubrió el corazón en el camino a casa abriéndose paso a puñetazos, golpeando recuerdos, dilatando el ánimo; la memoria quedó partida, quebrada a un lado, sonriendo al otro; ya no puede leerse.
Una mano cubrió el corazón en el camino a casa abriéndose paso a puñetazos, golpeando recuerdos, dilatando el ánimo; la memoria quedó partida, quebrada a un lado, sonriendo al otro; ya no puede leerse.
Está en un acorde, en su final sostenido al aire, en ese segundo guardado en la partitura de cada cuerpo; y no importó la frecuencia, ni el ritmo, el corazón dejó de latir en ese infinito de silencio donde nos detuvimos.
Y si despertamos una noche mano sobre mano y se abre el cuerpo hacia dentro para vernos? Y si todo lo que ha pasado esconde sólo un anhelo? Y si nunca fuimos lo que pensamos? Puedo salir un momento, mirar lejos y morir a carcajadas; puedo levantar el cielo y descubrir su infierno; puedo escribirlo […]
Amanece aquel día, el nervio de las piedras nos levanta al otro lado y abraza un verso que se cree infinito; pero las huellas advierten que el día está cerrado y se detienen; el error fue mirarnos, no había más pasos en lo que andamos.
Se despliega en la voz de una memoria atrofiada, de otro cuerpo que ya no existe, desde un invento que imagino, que duele; y se repite en una mirada de círculos amontonados, muy lejos de mí; incapaz de escribirse, de hacerme reír.